Al salir del museo, nos dirigimos hacia la entrada del parque Isidora Cousiño, esa entrada en donde estaban los leones y los puestos con artesanías.
Nos adentramos. Era una muestra totalmente natural. Todo estaba rodeado de árboles enormes, plantas curiosas, e incluso animales, eso si, enjaulados. Por ejemplo, los pavos reales. Magníficas especies, que se encontraban generosas, y nos regalaron todo su esplandor al abrir su gran y hermosísima cola. O las otras aves, como canarios, palomas y otros. A medida que íbamos avanzando, una guía nos iba explicando las distintas especies, ya fueran de flora o fauna. LLegamos a un lugar en donde había una piscina, de 30 cm. de profundidad, la cual estaba formada por pequeños y cuadrados azulejos, los cuales, según explicaba la guía, reflejaban las estrellas cuando estaba de noche.
Seguimos nuestro camino, hasta encontrarnos con un conservatorio de plantas, en donde habían muchísimas especies. Seguimos, hasta una explanada, en donde en el centro se encontraba una pileta muy bonita, la cual servía como "fuente de deseos" para algunos. A un costado, había una "reja" de arbustos muy espesa, la cual colindaba con un barranco tapizado por mas arbustos. Dicho lugar, era una especie de mirador hacia el amplio mar, y era embellecido por un cañón que se encontraba ahí.
En ese lugar, comenzó el tiempo para explorar el parque de forma libre. Nos dirigimos hacia el extremo del parque (sólo algunos). Para llegar a este lugar, había que pasar por una pequeña laguna, interceptada por un puente de arco, construido de madera, en el cual habitaban hermosos patos. Luego, seguimos, hasta encontrarnos con una gruta, en donde estaba sepultado Carlos Cousiño, hijo de Luis Cousiño.
Más arriba, de dicho lugar, había una caverna, cerrada con un portón, en la cual obviamente no habitaba nada de temer, pero lucía bastante aterradora. Seguimos, y caminamos bastante, talvez más que el 90% del resto de los estudiantes, y llegamos hasta el borde del parque, en donde había una hermosa playa, claramente no apta para el baño, pero que quedaba perfecta como para la foto. Sólo nuestro grupo, junto a amigos de otro conjunto del curso, logró ver este vistoso paisaje, junto también con el gran faro.
Estabamos muy cansados, hacía mucho calor, pero sabiendo lo que faltaba, decidimos terminar nuestra expedición, para volver con el grupo principal. Recorrimos nuevamente todo el camino anteriormente descrito, y llegamos a la salida del parque (obviamente, antes nombrada como entrada). Nos aguardaba, definitivamente, la mejor experiencia del viaje.
El Parque
Publicado por
Carbon y grisú
lunes, 2 de noviembre de 2009
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