Todo era normal, aunque mucho menos atareado que otros días. Nada hacía predecir la gran experiencia que se nos venía por delante. Hasta ahora la única anomalía era que el bus se estaba demorando más tiempo que el debido, hecho que nos dió tiempo para jugar algunas manos de poker a algunos, a otros, unas cuantas rondas de taca-taca, a otros, para simplemente conversar.
Hasta que llegó el momento. El bus había llegado, pero nuevamente se presentó un problema: solo llegó un bus, que pertenecía a los dominios del 1° B. El de nuestro respectivo curso, 1° A, al parecr andaba de parranda. Aprovechamos nuevamente el tiempo, llendo a comprar al negocio de la esquina, el conocido, Pancitos, y luego nos sentamos afuera del bus que ya estaba ahí, mientras conversavamos distintos temas de poca relevancia.
Finalmente, el bus llega, con aproximadamente diez minutos de retraso. Más vale tarde que nunca. Nos aventuravamos a una gran vivencia. El viaje en bus, fue muy entretenido, como todos los viajes en bus con nuestro curso. Muchas fotos, risas, bromas, etc. A pesar de todo, se esperaba algo mucho mejor para el resto del día.
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